sábado, 1 de octubre de 2011

Ahora no

Anunciaron que hoy cambia la hora.
De hora de verano, se pasa a horario de invierno.
El problema es que estamos en otoño.
Otoño no tiene hora.propia, el invierno se lada y no la puede rechazar.
Dieron las instrucciones por radio: cuando den las dos de la mañana, atrase el reloj una hora y serán la una.
La llamé a Octavia, le dije que le voy a volver a hablar a la una y media.
Luego, cuando den las dos, doy diez pasos atrás, espero media hora y la vuelvo a llamar. Yo le dije que le hablaba a la una y media. Entonces le hablo de nuevo. Dos veces la una y media. Tendríamos que hablar de lo mismo.

Pero no puede ser. A la una y meda me va a decir que ya la llamé a la una y media. Que ahora tiene sueño. Yo voy a pensarlo dos veces antes de responderle. Hay una trampa muy grande en todos esto. Nos quieren hacer creer que el tiempo puede ser un espejo. Y los espejos nos reflejan invertidos. De igual modo, los del gobierno nos quieren hacer creer que luego del cambio horario seguiremos siendo los mismos. Yo se que no, la trampa consiste en que el verdadero plan del Estado tiene objetivo transformarme en Ihcunitram y a Octavia en Aivatco. Darnos vuelta y hacernos tragar que seguimos siendo nosotros. No. Minga. A mí no me engañan. No voy a cambiar el reloj. Me voy a subir a la mesa del comedor para ver mejor lo que pasa en el piso. A lo mejor intentan moverme el suelo. Pero les va a ser difícil. Esta casa no cambia de hora. La voy a dejar bien clavada en los relojes. Durante una hora. Hasta que pase el peligro.

UUUYYYUUIRR Inspector TTTTTTTTTGDTTY MartinuchYYYYi

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