lunes, 20 de junio de 2011

Ratón de biblioteca

Estoy en una biblioteca haciendo blogo.
Trato de hacer blogo, pero lo que me preocupa es otra cosa.
El ratón de biblioteca.
Su trabajo es comer libros, de ellos se alimenta.
Supongamos que a una biblioteca entren dos ratones, ¿cuántos libros serían capaces de comerse, entre las once del mediodía y las siete de la tarde?
Octavia me dice que más de uno cada uno.
Pero, ¿se en lugar de dos, son cuatro, u ocho, los ratones?
Una biblioteca mediana, digamos, la de la avenida Ferrero, que tiene dos pisos, tiene capacidad para cincuenta lectores, o más.
¿Y si tal biblioteca, a sala llena, estuviese copada por ratones?
Se comerían unos trescientos libros por jornada.
En un mes, ya no quedarían libros.
Se acabaría la biblioteca.
Y los ratones irían en busca de otra biblioteca.
¿Cuánto tiempo pasaría hasta amanecer, un día, un mundo pelado de libros?
Octavia me advierte que las bibliotecas virtuales…. ¡pero, Octavia! ¡A las computadoras también se le enchufan ratones!
¡Se van a comer los libros del mundo, se van a tragar las bibliotecas con estantes y todo!
Oh, mamá, papá Arsenio, papá Gómez: hay que reeducar a los ratones.
Que vuelvan al queso, que dejen los libros en paz.

Is Inspector Marterinuchi


No hay comentarios:

Publicar un comentario