martes, 2 de agosto de 2011

Aire y desaire


Querido blogo; ¿Blogo, con mayúsculas?
¿Naciste blogo, o te hicieron?
¿Cuál es tu apellido?
¿Quiénes son tus padres?
¿Cuántos hermanos tenès?
Que Octavia no se entere de que te pregunto estas cosas, no es por nada, pero, ya sabemos, estos temas la ponen de mal humor.
No, no sabemos nada, ni del humor ni de Octavia.
Ah, sí, lo que me hizo en la pizzería.
Bueno, dejémosla tranquila, no volverá a suceder.
La próxima vez la invito a un lugar en donde no haya comida.
Bebida, tampoco.
Un lugar con mucho aire para respirar y llenarnos los pulmones.
Largar el aire acumulado en los pulmones y volver a cargarlos.
Inspirar, resoplar, volver a inspirar, largar todo y volver a tragar, bocanada que sale, bocanada que entra.
Un lugar así, para estar tranquilos.
Sentados, si fuese posible.
¿En dónde hay un lugar así, eh, blogo?
¿Eh, Blogo?
En medio del río, puede ser, pero es medio peligroso.
El mar está lejos, la montaña más cercana se encuentra a 300 kilómetros de aquí.
La terraza me da vértigo.
El ventilador de techo.
La voy a invitar a respirar debajo del ventilador de techo del taller de Carlitos Martínez.
Carlitos Martínez no es de hablar mucho, así que no va a molestar.
Está siempre concentrado en las computadoras que arma y desarma.
Además, escucha música por unos auriculares, una música, por otra parte, que desconozco, sólo el la oye.
A veces se queda dormido.
Cuando despierta, suspira con ruido y continúa con lo que estaba haciendo.
Una vez le vi apagar el ventilador.
Le voy a pedir que no, que esta vez ni se le ocurra.

Inversorpector Martinuechi

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