Martinuchi, cómo estás.
No, Martinuchi soy yo, el otro es el blogo.
Hola, blogo.
Querido blogo.
Estimado blogo.
Blogo, usted, ¿entiende todo lo que yo digo?
¿En dónde aprendió usted a entenderme a mí?
Yo, de mi parte, le entiendo todo a usted.
Pero eso es natural, porque yo… nusted es un blogo, no una persona.
Yo, en cambio, soy… no soy un blogo.
Bueno, y usted es… tengo que preguntarle algo.
Tengo una duda: usted, ¿cuándo come?
¿No será que porque usted tiene hambre a veces no sabe lo que dice?
¿Y me hace hacer decir cosas que yo nunca habría dicho?
Y si tiene hambre, ¿por qué no me pide comida?
Cualquier día yo le traigo un plato de fideos.
Así, usted se tranquiliza.
Y me hace hablar mejor.
Y firmar sin equivocarme.
¿No ve?
Va de nuevo:
Sed.
Seguramente usted tiene sed, además de hambre.
¿Qué le gusta más, agua o coca?
No responde.
Debe ser por la debilidad.
Voy a llamar a un médico.
Inspectour Martuninuchi
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